Y colorín colorado…

Llegamos al final del calendario escolar y para aquellas que somos mamis es una época de personajes, disfraces, fiestitas, alegría… y ¡gran estrés! Parece un cuento de nunca acabar el esfuerzo de las mujeres por llegar con todo en la carrera maternal, familiar, laboral, personal y… ¿qué más? ¡Ah, sí! ¡Las fiestas, la cena, los regalos y, en Pinamar, la temporada! Las mujeres hacemos mil cosas a la vez, todo el año. ¡Pero en noviembre y diciembre, duplicamos! Y si la cosa fuera repartida o compartida, seguramente esta columna no tendría sentido. La culpa, como principal mecanismo de dominio inculcado a las mujeres desde pequeñas, nos impulsa a dar más y más, sin ser nunca suficiente. La repetición de patrones de conducta o modelos aprendidos también nos lleva por la vida en piloto automático. Y el estrés es grande cuando la mujer carga con más peso en la balanza. Pero el cuento podría ser otro si hombres y mujeres comenzáramos a vivir con una verdadera conciencia de igualdad, las 24 horas del día. Compartir tareas no es pensar que el hombre “ayuda” a una mujer cuando cuida a los hijos, lava los platos o va al súper; porque en realidad nos corresponde de igual manera a ambos. El cuento es otro si vemos más padres en las reuniones de entrega de boletines, firmando el cuaderno de comunicaciones, participando de las cooperadoras o los actos escolares. Las mujeres amamos a los hombres que hacen “esas cosas de mujeres”, pero falta mucho aún para contarles a nuestros hijos ese colorín colorado…

¡Avanti, donne!