“El silencio del vecindario también es algo espeluznante”, dijo el secretario de Seguridad al constatar que entre los vecinos de la joven abusada durante años había quienes tenían conocimiento de la situación.
Básicamente el grito de una víctima es un pedido de auxilio, de ayuda, es una actitud que trasgrede la imposición de silencio de alguien que nos oprime. Y gritar por encima de esa prohibición es toda una decisión ante la posibilidad de darlo todo por perdido o directamente olvidarse de los riesgos.
Y ella gritó con la esperanza de evitar la continuidad del abuso.
Decir que nadie la escuchó sería ser benévolo con ese entorno que hoy sí admite que algo escuchó pero…”vio mejor no meterse con las cosas que pasan”. El barrio y la cuadra son como la extensión de nuestra casa pero al parecer los vecinos cuchicheadores no opinaron lo mismo. No lo entienden
“Es necesario que se animen a denunciar estos hechos y que se sepa que el estado está para amparar y darle un cauce y terminar con esta situación de horror que vivió esta chica y se animó un día a denunciar. En dos horas estaba el inicio de lo que puede empezar a ser una vida distinta porque el victimario quedó detenido y está todo el estado trabajando en el plan de contención emocional de esta niña”, agrega el secretario Ventoso.
Lo que es inexplicable es cómo la policía no se enteró, como hubo un andamiaje inexpugnable de miedos y silencio construido por la sordera social.
“Es que los vecinos se callaban, los vecinos escuchaban cosas, gritos, pedidos de auxilio pero nunca nadie denunció nada, y quiero esto rescatarlo porque si los vecinos hubieran hecho lo que tiene que hacer cualquier persona de bien que es dar aviso a la policía frente a hechos como estos, se hubiese podido detener mucho antes, pero no… todo el barrio se calló”, dijo el funcionario.
Fueron muchos años de sometimiento, de una personalidad avasallada y de un pasaje de la niñez a la adolescencia transitado por un camino cruento, sin sueños, sin risas y desorientación ante la maquinaria manipuladora de un abusador. Años de escuchar ruidos y pensar en un nuevo abuso, de imaginar que la escena se repetiría, que otro tanto ocurriría con olores, palabras y situaciones deleznables.
Que imagen triste y si a ello le sumamos la falta de empatía por parte de los vecinos es más lamentable y doloroso, pero afortunadamente en solo dos horas la situación cambió. Que sirva de ejemplo para otras mujeres en la misma situación para que entiendan que se pueda salir…
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