El descubrimiento tuvo lugar en la intersección de las calles Argel y Ayacucho. Los obreros, impactados por lo que veían, dieron aviso inmediato a la Policía. La Bonaerense, junto a la Policía Científica y los Bomberos Voluntarios de Pinamar, acudieron al lugar y comenzaron a excavar con mayor profundidad. Lo que encontraron dejó a todos sin palabras: al menos 12 cráneos humanos y restos óseos dispersos, algunos de ellos de animales.

Las autoridades cerraron el área para iniciar una investigación exhaustiva. La Justicia ya trabaja en distintas hipótesis para determinar el origen de los restos y cuánto tiempo llevaban enterrados. Una de las líneas más fuertes de la pesquisa apunta a que los cráneos podrían haber sido utilizados en rituales umbanda.

“Se especula que pueden ser restos sustraídos de algún o algunos cementerios para prácticas umbandistas, ya que también se hallaron huesos de animales. Es una de las hipótesis más plausibles”, indicaron fuentes de la investigación. No obstante, remarcaron que aún es pronto para confirmarlo.

La datación de los restos, el análisis de su procedencia y otras pericias técnicas serán clave para esclarecer el caso. Mientras tanto, la comunidad de Ostende permanece en vilo, inquieta por los interrogantes que se abren tras este estremecedor hallazgo. ¿Cómo llegaron allí los cráneos? ¿Quién los enterró? ¿Se trata de un caso aislado o hay más sitios similares en la zona?

Por el momento, el misterio sigue latente, y las autoridades continúan investigando para dar respuestas a un suceso que sacudió a Pinamar.