Sumando talentos, multiplicando resultados

El éxito no se construye solo. Y puedo afirmar sin dudarlo que rodearse de personas talentosas y diversas, especialmente de las nuevas generaciones, es clave para impulsar la innovación y el crecimiento de cualquier empresa o proyecto.

Todos los días lo veo y lo palpo en mi propio emprendimiento y en mi vida cotidiana. Estamos inmersos en un constante cambio y no hay muchas opciones más que adaptarse rápidamente para mantenerse competitivos. Y esto aplica no solo las empresas, sino también a quienes las lideran. Los empresarios y directivos que hoy están a cargo de empresas y emprendimientos si no reconocen que los jóvenes aportan nuevas ideas, perspectivas frescas, un dominio innato de las tecnologías digitales y no se dejan contagiar por su energía y entusiasmo, estarán en problemas. Es ignorar que está ahí la llave para conocer y entender a quiénes serán los nuevos consumidores y eso no es nada despreciable.

Sin dudas, la experiencia es un tesoro invaluable. Los que hemos vivido más tiempo hemos acumulado conocimientos, habilidades y una red de contactos que pueden ser cruciales para tomar decisiones acertadas y evitar errores costosos. Y eso no se puede comprar ni obtener de manera acelerada o con un curso online. Por eso no cabe duda de que la clave está en combinar ambos mundos. Crear equipos heterogéneos, donde convivan personas de diferentes edades, experiencias y formaciones, es una fórmula poderosa para generar ideas creativas, resolver problemas complejos y alcanzar metas ambiciosas.

Y es clave el papel que juegan los líderes porque son ellos quienes deben tener la capacidad de gestionar esos equipos. No es suficiente con juntar personas diversas; es necesario crear un ambiente de confianza, respeto y colaboración, donde cada individuo se sienta valorado y pueda aportar lo mejor de sí. Precisamente gestionar las diferencias generacionales es indispensable. Y esto implica ser consciente de las particularidades de cada generación y adaptar el estilo de comunicación y liderazgo en consecuencia para crear un ambiente donde todos se sientan cómodos y valorados, independientemente de su edad o experiencia. Fomentar el diálogo intergeneracional, crear espacios de mentoría y promover el aprendizaje mutuo son algunas estrategias que pueden ayudar a aprovechar al máximo el potencial de cada generación. No es algo simple porque pueden aparecer algunas barreras propias de las generaciones más grandes, ya que en algunos casos algunas de estas cosas no les salen tan naturales y les cuesta. Por ejemplo, crear espacios de diálogo donde todos puedan expresar sus ideas, opiniones, en los que se promueva la escucha activa para tratar de entender el punto de vista de los demás respondiendo de manera constructiva es algo que exige mucha apertura y generosidad. Otros temas en los que el líder debe poner foco son el reconocimiento, el crear oportunidades para que los más jóvenes compartan sus talentos y puedan aprender unos de otros. Delegar e inspirar son dos verbos que deben estar presentes todo el tiempo en la mente del líder de un equipo multigeneracional.

Vaya desafío para quien tiene que encontrar el equilibrio entre establecer un rumbo claro y la importancia de respetar la autonomía y la creatividad de cada miembro del equipo. Porque no funciona la imposición de una visión, sino que el respeto se logra cuando se propone trabajar en construir un proyecto colectivo donde cada uno es tenido en cuenta, aporta y es respetado.

Hoy a la distancia reconozco que me hubiera encantado tener líderes que tuvieran este concepto, que propiciaran dar feedback constructivo para ayudar a los miembros más jóvenes del equipo a mejorar. En muchas ocasiones la “inexperiencia” era vista como algo negativo. Valoro y doy gracias a quienes no tienen experiencia porque tienen un espacio enorme para aprender, tienen la espontaneidad y frescura de quien no carga con creencias, prejuicios o expectativas que muchas veces terminan boicoteando el desarrollo y crecimiento genuino de cada uno.

Como la diversidad no se limita a la edad o la experiencia, es importante entender también que cada generación tiene su propia forma de ver el mundo, sus propios valores y sus propias habilidades. Los jóvenes, por ejemplo, suelen ser nativos digitales, con un dominio innato de las nuevas tecnologías y una mentalidad más abierta al cambio. Los mayores, en cambio, aportan una visión más estratégica, una mayor capacidad de análisis y una red de contactos más amplia. Al combinar estas diferentes perspectivas, podemos crear equipos más creativos, innovadores y resilientes.

Si estás a cargo de un equipo, o sos líder en una empresa te invito a abrazar la diversidad y a crear equipos heterogéneos. Estoy segura que los resultados te sorprenderán. Si abrís tu mente y cuestionás tus propios prejuicios, si apostás a comunicarte de manera más efectiva, si no solo das órdenes sino también escuchas y preguntás, vas a permitirte aprender perspectivas y soluciones que para vos serán innovadoras.

No es simple, lleva tiempo, pero la paciencia es primordial para que todo empiece a funcionar de manera aceitada, con empatía y donde existan objetivos comunes que los motive a tirar para el mismo lado, incluso a pesar de algunas enormes diferencias que a priori pueden parecer insalvables. No te rindas, abrí tu mente y permitíte aprender, sin por ello cambiar tu forma de ser. Se trata de encontrar puntos en común y adaptar tu estilo de comunicación y liderazgo. Tenés todo a tu alcance, siempre que tengas ganas, entusiasmo y veas cada cambio y cada persona como una oportunidad de abrirte a lo nuevo y sorprenderte. Porque nunca dejamos de aprender y aceptar eso y estar abiertos a eso es la mejor elección siempre.