Por Enrique Pettinato
Como describir un año que sin dudas no se parece a ninguno de los vividos. Este 2020 fue haciendo que cada continente fuese poniendo un freno de mano a medida que los meses iban transcurriendo. En Argentina el stop fue a mediados de marzo y así cada deporte grupal e individual fue deteniendo los motores hasta llegar a cero. Abril, mayo, junio, extensiones de la cuarentena por diferentes quincenas, deportistas locales, nacionales y también internacionales frenados sin poder entrenar. Y el COVID-19 que seguía mandando. Los organizadores de las diferentes disciplinas hacían y deshacían sobre la marcha. La desesperación de los deportistas de élite comenzaba a aflorar, los Juegos Olímpicos de Tokio estaban cerca, finalmente se pospusieron para el 2021. Algo nunca visto, un desorden y desesperación a niveles mundiales. Julio, agosto, septiembre; los debates se seguían dando y palabras nuevas llegaban a nuestras vidas y desde ya a la de cada deportista: burbujas, protocolos, distancia, sin público, etc… Ya suspendidos los juegos de Tokio 2020 los actores olímpicos de las diferentes disciplinas fueron buscando lugares para seguir con su puesta a punto con autorización de Nación para realizarlas. De tal forma la llegada de la selección femenina de hockey a cargo de Carlos “Chapa” Retegui desembarcaba en nuestra ciudad en lo que fue el peor momento de contagios. Raro clima se vivía sin poder verlas, ni entrevistarlas, solamente mediante el famoso “zoom” que tomó mucho protagonismo en estos nueves meses. Mientras que las autoridades de la liga de fútbol local seguían deliberando qué hacer dado que se veía venir la liberación de la disciplina, pero a nivel AFA, se decidió seguir esperando porque al ser todo amateur en la región, los protocolos por el tema del virus hacían complicado que se puedan solventar, más aún que el público no podría ingresar. Mientras habilitaciones sin demasiado criterio se iban dando en algunos lugares de la provincia si, aquí en Pinamar no, y viceversa las semanas seguían pasando. En silencio la natación esperaba comenzar. En entrevista con el responsable de la pileta del club San Vicente, Gustavo Ehlke, nos comentó en varias oportunidades que no entendía demasiado los criterios para habilitar tal o cual deporte, dado que en su caso había presentado protocolos para poder tener abierto aunque más no fuese pileta libre, pero el visto bueno no llegaba cuando en la provincia de Buenos Aires los natatorios estaban funcionando, ejemplo cercano la pileta olímpica municipal de Mar del Plata el EMDER. Mientras tanto, casi un incordio, los gimnasios retomaban la actividad. Se veía para fines de septiembre, principios de octubre, cuando ya varios meses de cuarentena teníamos sobre el lomo, que ya la paciencia se perdía y los runners, sin permiso, comenzaban a verse primeros en soledad luego corriendo en grupos, a estos se podían ver ciclistas que también habían decidido dar inicio a su disciplina sin el aval municipal.
A nivel nacional sonaba fuerte el retorno del automovilismo; los pinamarenses Hernán Palazzo y Jorge Barrio se frotaban las manos… el primero corriendo en dos categorías TC Pista, Súper TC 2000 del equipo Toyota y el segundo para no ser menos en Fórmula 3 metropolitana más la “fábrica de talentos”, la Fórmula Renault 2.0. De a poco se podía empezar a sentir una reactivación…claro que no había buenos augurios para el fútbol local… los motivos seguían siendo meramente económicos. En el corazón de octubre se sumaban con el visto bueno de provincia de Bs As y el gobierno local varias disciplinas tales como, gimnasia acrobática, vóley, básquet, hockey, pero sin el elemento que corresponde y con muchos protocolos. Desde ya muchos no les agradaba, pero luego de varios meses de encierro era algo… y vaya que la felicidad se apoderó de los amantes de la natación cuando vieron la luz verde que se encendía permitiéndoles volver al agua. Mientras muchas disciplinas a nivel local volvían a la nueva “normalidad”, las deportistas olímpicas, las Leonas, en un manto silencioso que cubrió nuestra ciudad, retornaban a Cariló, pasando desapercibidas, ninguna difusión se dio a conocer por parte de la secretaría de deportes local, ni funcionarios que se habían visto sacándose fotos en su primera llegada hacían mención de ellas y hasta mismo un silencio sepulcral de parte de las autoridades del club San Vicente que volvía a abrirles las puertas. En este punto, cabe aclarar, que los profesores que habían retornado a sus clases, en el mencionado club, debieron suspender nuevamente sus trabajos por temas de protocolos con Las Leonas… Como veníamos citando hasta ahora criterios cruzados y decisiones poco felices. Claro que no todo era color gris para los deportistas locales y zonales de alto rendimiento, dado que cabe destacar la actuación del madariaguense Nahuel Tetaz Chaparro en los Pumas y su vuelta a las competencias con el equipo que dirige Mario Ledesma, la vuelta a las prácticas por parte de Alan Ledesma en el primer equipo de fútbol del club Chacarita Juniors en CABA, y hace algunas semanas la participación del joven geselino Luciano Darderi como sparring en el Master 1000 de Londres hablando del tenis.
En diciembre prácticamente todo estará “liberado” aunque nosotros aquí tendremos el clásico receso de temporada. Por último, anoticiar que los primeros días de diciembre, más precisamente el día 5, el púgil pinamarense Ernesto “Tito” Franzolini se subirá a un ring para volver a competir, esto será en nuestra ciudad a puertas cerradas al público, transmitido en vivo por redes sociales. No quisiera pasar por alto tampoco la paciencia del atletismo que supo reinventarse en estos meses y esperar también el momento para volver al ruedo, en realidad cada uno de los profesores, alumnos y deportistas, en su gran mayoría, supo hacer las cosas bien, contener, trabajar de forma diferente y ser paciente hasta cuando ya no se podía. Un año que marcó nuestras vidas y que jamás olvidaremos, deseando que el 2021 vaya transformándose de a poco con la llegada de la vacuna y progresivamente todo retome los caminos normales esta vez sin comillas.