El futuro edificio de la EEST avanza a paso firme

Con suma prolijidad y sin estridencias, la obra evoluciona día tras día. Se estima que 2019 será el año de su inauguración.

Mientras continúa, a pasos agigantados, la construcción del nuevo edificio, en la Escuela de Enseñanza Secundaria Técnica 1 Crucero General Belgrano no decae la actividad. No hay una fecha fija de terminación pero todo hace presumir que en 2019 la comunidad educativa podrá emocionarse con la inauguración de una obra de proporciones, si se tiene en cuenta que incluye 27 aulas taller.

Según su directora, Liliana Sartori, los trabajos van rápido y es mínimo el ruido que pueda provenir de quienes llevan adelante la tarea de su construcción. Es más, “la gente no se escucha, trabaja súper prolijo; uno no ve gran cantidad de movimiento y, sin embargo, la obra avanza y nos sorprende día a día”.

La tarea es aún más grata por la condescendencia del constructor, quien da cuenta permanentemente de cada avance realizado, de cada escollo superado, tal es así que ha llevado una copia de los planos a la Dirección, lo que facilitó un seguimiento más cercano con los alumnos, que junto a sus profesores intercambian ideas acerca de lo realizado y por realizar. El acceso a la obra está restringido por cuestiones de una lógica seguridad pero la evolución de los trabajos es seguida por los planos digitales y los físicos, que fueron proporcionados por el constructor.

Podríamos imaginar que ser parte de semejante avance puede conmover a Sartori; esto no es tan así, ya que valora lo espiritual por sobre todo: “Porque cuando voy a un supermercado y me atiende la cajera y me dice: ‘¡Hola, profe!’, me llena el corazón. Cuando recuerdan las cosas que hicimos… uno piensa que un granito de arena ha dejado aquí. Entonces, en realidad pasa más por lo emocional, el ver que aquel chiquito que te daba tantos dolores de cabeza es un hombre de bien, un profesional, que trae a sus hijos a la escuela. Porque ahora estamos en esa etapa: hoy yo estoy teniendo a los hijos de mis alumnos. Eso emociona, así como verlos con su familia o convertidos en profesionales”.

La escuela cuenta con una matrícula de poco más de 750 chicos, en doble jornada; la estructura ha sido siempre la misma, salvo por algún aula que fue agregada, pero es evidente que lo edilicio en la nueva casa va a acompañar mucho más la evolución de los jóvenes alumnos. Hay que pensar que se recomienda una cantidad de 25 alumnos por curso y hoy la necesidad hace que esta cantidad esté casi duplicada, ya que en algunos casos hay 47. El esfuerzo de los profesores y su compromiso hacen posible la educación. El edificio que está en uso tiene dos laboratorios de informática y uno de hardware y en el edificio nuevo se prevé que haya una cantidad muy superior. Es de recordar que la Técnica cuenta con laboratorios móviles, otra forma de paliar la necesidad que convive con la falta de espacio.

El aro hipoacúsico

Por momentos se hace muy difícil elegir una actividad para comunicar a nuestros lectores, ya que hay una oferta enorme de ítems que nos hablan de una mirada moderna de la educación, donde prepondera la participación de los alumnos.

Pero un mecanismo que favorezca la inclusión y la comunicación con los que tienen limitaciones auditivas no es poca cosa y es digno de mención.

“Es un proyecto que también viene desarrollando la escuela como proyecto social desde el año pasado. En 2018 vamos a implementarlos e instalarlos. Hicimos un acuerdo con la escuelita de sordos de Villa Gesell y con la Escuela Especial 502, de Pinamar, y vamos a instalar algunos aros más en algunas escuelas donde tengan chicos con este problema auditivo. El aro funciona no sólo en otra frecuencia sino que se maneja con colores para marcar el recreo o el ingreso, para indicar si lo están buscando o llamando, por citar un ejemplo. La experiencia fundamental va a ser este año, cuando se pruebe en personas que padecen este tipo de discapacidad”, describe la docente.

Luego, vendrá una etapa de monitoreo y una posterior para determinar en qué medida se puede mejorar, implementarle un avance. Después, además de los dos establecimientos citados, el mecanismo se acercará a aquellas escuelas que lo necesiten.

“Creo que es un puntapié como para ir pensando en otros proyectos, para ayudar a la accesibilidad o algún tipo de discapacidad, que tanto nos hace falta”, concluye Liliana Sartori.