En defensa de…

Hoy decidí hacer un llamado a la reflexión, sobre las cuestiones de derechos… y no hablo de los humanos, que no tienen cuestionamiento posible. Hablo del derecho a elegir… ¿Elegir qué?

Elegir libremente cómo vivir o qué hacer, siempre y cuando mi elección no perjudique a otra persona, obligándola a decidir igual. Creo que este es el punto. Hay varios movimientos en defensa de… que buscan que los demás piensen igual, oponiéndose a cosas que no los perjudican directamente.

Solo por creer o pensar que ciertas cosas deben ser de una manera y no de otra.

Y como esto está muy en el aire, voy a poner el ejemplo concreto que me lleva a pensar, a cuestionarme, de una manera reflexiva, no esperando arribar a una conclusión, sino intentando reflexionar. Pero no es el único ejemplo…

Los concursos de belleza, tan cuestionados hoy en día, porque algunos consideran que ponen a la mujer en lugar de objeto.

Pero pregunto: ¿qué es lo que se elige?, ¿la mujer más linda? Y ¿cuál es la mujer más linda?

Obviamente es algo subjetivo, un estereotipo cultural y temporal; la belleza para cada época y lugar es diferente. Pero en estos concursos se menciona algo más que la belleza, se busca que las participantes sean parte de trabajo social o comunitario, tengan un talento, puedan desempeñarse en alguna labor.

Obviamente hay una selección y para inscribirse hay requisitos, pero en todas las actividades los hay. Es un concurso privado, en el que uno puede elegir participar o no, y ellos pueden decir si cumplís los requisitos. Pero esto pasa en las actividades de ámbitos privados: yo no puedo pretender entrar al grupo de gimnasia artística de mi hija que tiene 7 años, argumentando que es discriminador que por tener 36 años no me dejen.

Y qué pasa si en el lugar donde vivís quieren hacer un certamen, como se quiso aquí, relacionado a miss universo. ¿Qué pasaría si yo no estoy de acuerdo…?

Me pregunté eso…

Desde mi lugar obviamente por mi edad estoy afuera, no me podría anotar. Pero pregunto, si no se está de acuerdo, ¿hay que hacer campaña en contra? Llegando al extremo terrible de lo que se denunció que sucedió… las amenazas a una persona para que no se realice.

Y aquí me sale lo de psicóloga, el considerar que a cada uno lo hacen felices cosas diferentes, si a alguien le hace feliz participar en ese concurso, aunque yo no esté de acuerdo, ¿quién soy yo para decirle que no participe? ¿Qué autoridad tengo para pensar que puedo invadir el derecho de otra a participar? Porque nadie me exige a mí que participe, nadie me obliga a participar, a exponerme a los jueces, a los ojos de los demás. A ser… como dicen, cosificada…

No pretendo con esto hacer que las personas cambien su opinión, pero me gustaría que se piensen las formas, la manera de accionar cuando algo nos parece que no va, que ya no debería ser así.

Creo que la revolución de pensamientos lleva siglos. Hasta hace 60 años se imprimía el manual del ama de casa, donde se plantea directamente cómo debía ser la esposa, dejando a la mujer en el lugar de esclava del marido. Quienes no lo vieron, búsquenlo en internet, es muy interesante ver cómo se pensaba hace un tiempo. Y no es mucho en la historia mundial 60 años.

¿Quieren ver un cambio, que la mujer deje de ser cosificada? Hay que educar para ello a la mujer y al hombre, porque la cultura machista está en ambos. Y esto es cuestión del día a día, no de un concurso en el que podés estar o no, en el que podés elegir, repito, podés elegir, participar o no. Esto pasa por caminar tranquilamente por la calle sin que nadie te elogie los atributos de manera grotesca, ni con gestos obscenos; que aunque estés embarazada tenés que escucharlos. De que no se te pregunte qué estas esperando para casarte o tener hijos, como si fuera para lo único que una mujer viene al mundo, y si una mujer considera que vino para eso, hay que respetarla. Si la hace feliz ser ama de casa, y cuidar a sus hijos, también, no decir que se la pasa mirando novelas, o cuestionarle porque no trabaja, y otros miles de ejemplos que a ustedes se les deben ocurrir…

Hay otras temáticas, donde se plantea el tema del derecho, propio y del otro, y donde empieza uno y culmina el otro. Pensemos en cuando se hizo la ley de matrimonio igualitario. Cuántas voces en contra se escucharon. Pero la ley no obligaba a nadie a que se case. Solo permitía, a quienes querían hacerlo, que fuera legal el matrimonio entre dos personas del mismo sexo.

Esto me lleva a pensar… ¿Será que a veces las defensas de los derechos, no son más que defensa de pensamientos, que buscan aplastar el poder de elección de otros, o la opinión disímil…?