Entre los extremos

Entre los errores del gobierno y la especulación de un sector opositor de no pagar el costo político de afrontar la realidad, apareció un nuevo y extraño temor en la política pinamarense: el cobarde miedo a coincidir con el gobierno y la política escapista del avestruz.

LOS ERRORES DEL GOBIERNO EL ESTADO Y LA SOCIEDAD LOS PAGAN CARO
El gobierno, si quiere ser creíble en su mensaje ético a la sociedad de Pinamar, debe reducir visiblemente la cantidad de funcionarios de su planta política y desplazar a los funcionarios responsables de la falta total de gestión por el cuidado, conservación y limpieza de todos los espacios públicos del partido.

Es inaceptable que el Estado municipal no sea capaz de garantizar la recolección de los residuos de poda y de jardinería, precisamente, en una ciudad jardín que pretende ser modelo. ¿Cómo podrá entonces el Estado garantizar la seguridad de los habitantes del partido si ni siquiera se puede garantizar la recolección de ramas? Si se pudo implementar un mapa del delito y establecer cuadrículas de la ciudad para mapear la estadística criminal, ¿cómo es posible que ese método tan elemental no se haga para limpiar la ciudad y mantener las calles públicas transitables? ¿Ningún funcionario competente es responsable de ello? Pues claro que sí los hay, y esos funcionarios deben ser desplazados de sus cargos. De lo contrario, será el gobierno entero el que deberá cargarse en sus espaldas la incapacidad de algunos de sus funcionarios.

TODAS LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DEL GOBIERNO SON ACIERTOS
También es cierto que el gobierno actual ha encarado políticas públicas impostergables –con errores y también con sus aciertos– que antes no se habían hecho jamás.

Esquivando el costo político, dando clases de demagogia. Aparece un nuevo miedo en Pinamar: el miedo a coincidir.

No hay mucho que explicar: la única y verdadera preocupación del bloque de Propin y del kircherismo era no pagar “el costo político” del aumento de tasas. Aunque este aumento sea claramente razonable, como lo fue el 23% para todo el año 2017. Costo que cualquier político razonable y responsable sabe que debe asumirlo para evitar el colapso del Estado o seguir acumulando deuda en el contexto inflacionario actual y de recomposición (a medias) del salario. Pero veamos lo siguiente: si un político solo pretende ser simpático, bonachón y no cobrar impuestos cuando debe hacerlo, en vez de afrontar la realidad con convicciones, deberíamos dedicarnos a otra cosa, no a la política (al menos sin ser un demagogo que arruine a la sociedad entera). La política implica tomar decisiones, muchas veces deber elegir entre mal menor y el mal mayor, pero con fundamentos razonables, como ha sucedido en este caso.

Aparece aquí el nuevo temor de una clase política pinamarense: tienen miedo de coincidir con el gobierno. Así de absurdo es, pero es real.

Ser oposición al gobierno es ser una alternativa para la gente. Sin proyectos de políticas de Estado no hay construcción posible desde las diferencias.

Como en muchas cuestiones de la vida política, la verdad suele andar por la mitad. Si el gobierno municipal persiste con los mismos funcionarios responsables de la debacle de la limpieza de las calles de todo el partido y no soluciona definitivamente este asunto tirará a la basura todo lo bueno que pueda hacerse durante la gestión. Y, por otra parte, si desde un sector político que hoy no es gobierno (Propin y el kirchnerismo) pretenden desconocer todo el dramático contexto inflacionario nacional del año 2016 y la proyección para el año 2017, para así justificar su propuesta de cero en el aumento de las tasas, sin proponer ninguna alternativa razonable para procurar no aumentar las tasas, va a ser difícil que el municipio de Pinamar pueda encontrar un rumbo político lógico y estable a mediano y largo plazo.

HAZ LO QUE YO DIGO, PERO NI SE TE OCURRA HACER LO QUE YO HAGO
Ya, por último, volviendo al asunto del aumento de las tasas del 23% para todo el año 2017, tengo una curiosidad que no puedo ocultar y deseo compartir. Me pregunto: en las empresas y comercios que tienen los concejales que proponían aumento cero, pueden ser, por ejemplo, grandes comercios de venta de lamparitas o de cables de luz, de cortinas o tapicería, o el alquiler de carpas en un balneario o un restaurant, da igual, me imagino que durante todo el año 2017 van a tener todos ellos los mismos precios que en el año 2016, ¿no? Aumento igual a cero. Y, de esta manera, absorberán de su propio bolsillo todos los aumentos producto de la inflación y de la recomposición de los salarios de todos sus empleados. ¿O será que a las finanzas de su bolsillo privado las manejan de una manera distinta que a las finanzas públicas? ¡Ah! ¿Cómo? ¿Ustedes no hacen demagogia con sus clientes en sus comercios y sus empresas? ¿No me digan que a sus clientes sí les aumentaron los precios este año 2017 respecto del año anterior? Pero cómo… ¡No es posible! ¿No se endeudan hipotecando su propio patrimonio para mantener los mismos precios del año pasado? Me dicen que no, que cuando administran sus bolsillos sí existe la inflación y también existen las paritarias laborales, pero que cuando se pasan del otro lado del mostrador y deciden como funcionarios públicos, no. Qué cosa rara, che… ¿Será porque siempre el que paga el pato que sirve el Estado, más tarde o más temprano, es la misma gente y no los políticos demagogos?

Insisto: el día en que las políticas públicas trasciendan a los gobiernos la historia empezará a cambiar. Ese es el objetivo.