La procesión de San Cayetano cambia el recorrido en Pinamar

Enviado por el equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz

El domingo próximo se inaugura en Pinamar una modalidad de conmemoración de la fiesta de San Cayetano, cuya configuración difiere de la que se venía haciendo tradicionalmente.

La procesión hasta la terminal vieja donde está la ermita, en lugar de arrancar desde la capilla San José, sita en el antiguo “barrio obrero” en la ciudad, comenzará en Nuestra Señora de la Paz, en la avenida del Libertador, luego de la misa a las 11.30.

El lema de “paz, pan y trabajo” fue el mismo que, hace 35 años, en 1982, acompañó a una de las mayores movilizaciones obreras de estos tiempos, en pleno régimen militar de facto, que encabezara el entonces secretario general de la CGT, Saúl Ubaldini.

En esta oportunidad, ya sin las estrictas restricciones por el Covid en ejecución, la marcha se reconfiguró en nuestra diócesis, pese a que mantenemos los protocolos de cuidado en las aglomeraciones.

Se torna cada vez más vigente la convocatoria del papa Francisco en 2015 en el sentido de que “el trabajo es sagrado y da dignidad, debemos rezar para que no falte el trabajo a ninguna familia”.

En esta oportunidad, la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) emitió un documento en el que le da forma de pregunta: ¿cómo no pedir a San Cayetano que todos los varones y las mujeres de buena voluntad puedan vivir dignamente del fruto de su trabajo?

Y con la firma del titular de CEA, Oscar V. Ojea, los vices Marcelo Colombo y Carlos Azpiroz Costa, y el secretario general de la Comisión Ejecutiva, Alberto G. Bochatey, convoca “a todo el Pueblo de Dios a unirnos en oración por nuestra Patria, para que seamos capaces de responder con responsabilidad a las exigencias de este momento difícil. Pedimos a la Madre de Luján que nos impulse a trabajar juntos para que el pan cotidiano no falte en nuestras mesas argentinas”.

En una alusión a la dirigencia política y empresarial del país, enfatiza que “en estos tiempos complejos, en que ningún sector parece dispuesto a ceder en sus intereses, nos hará bien a todos los que somos dirigentes en distintos ámbitos –políticos, sociales, sindicales, empresariales, religiosos, etc.– dejarnos interpelar por las palabras del Papa Francisco: ‘La profundidad de la crisis reclama proporcionalmente la altura de la clase política dirigente, capaz de levantar la mirada y dirigir y orientar las legítimas diferencias en la búsqueda de soluciones viables para nuestros pueblos’”.

Invitan a tal efecto a “pensar en la cantidad creciente de hermanos y hermanas que se acercan cotidianamente a los comedores, en los adultos mayores que no pueden comprar sus medicamentos, en las familias cuyos ingresos son cada vez más insignificantes”.