“Vivo en el arte y el arte vive en mí”. La artista eligió Cariló para volver y quedarse. Mariel Sciarrotta es artista plástica, dueña de un estilo versátil y recursos que trascienden la plástica. Continentes & Colores es el espejo de sus vivencias en Japón, Estados Unidos, Perú, y Argentina y estará expuesta hasta mediados de diciembre en la Biblioteca Popular Manuel Belgrano.

La formación en actuación, canto, y expresión corporal sumada a su incursión en escultura y pintura llevaron a Mariel a un terreno absolutamente fértil para experimentar, y partimos del origen: “Desde los tres años mi madre, fotógrafa creativa, decoraba el entorno de flores en la naturaleza misionera y comencé a modelar, actuar y desfilar. De a poco me adentré en el arte plástico dibujando, pintando y creando con arcilla, principalmente máscaras”.

–Sería redundante decir que nos contó un pájaro una historia de tu infancia, por lo cual dejamos que vos la cuentes.
–Es algo que no puedo explicar. De niña, cuando dibujaba a mi familia, le dibujaba un pájaro cómodamente sentado en la cabeza rubia de mi madre. Desde tan temprano aparecen las aves en mi expresión artística.

–Pasados los años, ¿cuál es la atribución de las aves, que habitualmente simbolizan la libertad y la mística?
–Yo, hoy lo asocio con el mundo místico, que es una gran parte de mi vida, el ave como unión mística del ser humano con los cielos, la representación de la elevación del espíritu, que abarca mucho más allá del plano material. La libertad de sus alas está presente en varias de mis pinturas y gran cantidad de mis dibujos.

–Sos versátil. ¿La multiplicidad de técnicas es elección o experimentación?
–Por experimentación comencé a crear máscaras de arcilla pintadas de plateado y negro. La pintura en tela con acrílicos es la técnica que me resulta más apropiada para mi estilo. En este momento estoy creando una colección de cinco piezas de grandes dimensiones. Es un nuevo estilo que comencé desde que llegué a Argentina.

–De tu experiencia en Japón ¿qué cosas destacarías?
–Principalmente la instrucción y la práctica de la meditación zen y las amistades aún vivas que me otorgaron una versatilidad de expresión y la comprensión de culturas diferentes.

–¿Qué te dio el yoga y qué expresás a través de su enseñanza?
–En Japón comencé un intenso entrenamiento en nippon kempo; una lesión, el aprendizaje profesional de yoga y la posterior recuperación me llevaron a querer enseñar. Ver el progreso de los participantes de mis clases y saber que se sienten cada vez mejor es un gran orgullo.

–La docencia es una intensa etapa de tu vida. ¿Cuál es tu registro de este intercambio?
–Esta experiencia ha sido muy gratificante, al punto de seguir en contacto con ex alumnos En mis clases siempre incluyo el componente de atención plena; por ejemplo, antes de los exámenes guiaba a todos los estudiantes para realizar tres minutos de respiración, concentración y relajación. He visto los resultados positivos en sus exámenes cuando la tensión es reducida.

–¿Qué simboliza el color?
–La creatividad y los colores son componentes básicos de mi práctica espiritual. Cada color es dueño de su propia vibración y los percibimos a través de los ojos, pero también está presente a nivel energético. Por eso, la asociación de colores con emociones es inevitable. La fuerza del color y su uso gamado o en contrastes, nos invita a mundos personales y percepciones únicas.

–¿Cuál es el espacio femenino en tu obra?
–La mujer es la madre creadora de vida humana y también la vida es un espacio místico y protector. En varias de mis obras de estilos anteriores aparece la figura de la mujer con varios perfiles, expresando la capacidad de adaptación de la mujer como generadora de vida. Varias de las pinturas que han viajado conmigo son de sesiones de pintura grupales con una o un modelo presente. Al principio, los otros pintores presentes (quienes dibujaban o pintaban perfecto realismo o adecuado expresionismo) no comprendían por qué mis pinturas de la modelo en vivo tenían más de un perfil, o eran de cuerpos azules o doblados encerrados en la tela y el bastidor.

Los ojos son elementos recurrentes en la obra de Mariel, ojos que salen del rostro y mutan en diversos perfiles. La mirada es un elemento relevante.

–¿Podemos inferir que la mirada es la tuya hacia el universo y además la del otro hacia tu obra?
–La verdad detrás del dicho “los ojos son las puertas del alma” es muy real en mis obras. Los ojos enormes, saliendo de muchos rostros, buscan a un observador que los entienda y que se anime a adentrarse al alma de la obra. Esos ojos nos miran mirándolos y en un punto somos uno solo observando el alma del arte, del artista, y del observador. Nuevos estilos nacen a diario, aunque el artista utilice el mismo pincel. Hoy exhibo sólo algunos dibujos, pero me dedico a pintar a pedido arte personalizado en tela, madera o murales… Gracias por apreciar la exhibición de mis creaciones.

–¿Cómo ves tu futuro, la evolución de tu arte?
–De aquí a cuatro años imagino extender mis pinturas, murales, mesas, sillas, macetas, a muchos lugares y darles vida y color. También me interesaría pintar a pedido, personalizando espacios o muebles. De no haber sido artista ni profesora de yoga ni reikista, me habría dedicado a la medicina, la física y la biología. Encuentro en esas profesiones una pasión que a veces me motiva para pintar.

–¿Cuáles son tus referentes?
–Principalmente mis emociones y los cambios que vivo. No sigo el estilo de ningún artista en particular, aunque admiro a los grandes maestros del arte eternos en la historia de la humanidad.

Brevedad literaria inspirada en su obra

Por Paola Ippolito

La mujer que desdobla su mirada en la madre que cuida del planeta,
los ojos que despiertan de esta pecera polarizada del mundo que nos vive
Dudar de las certezas aparentes y ser árboles con brazos infinitos
Descubrir la sabiduría de otras almas
El misterio despierta y somos nuevamente las voces del origen.

Contacto con la artista

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