Había sido hace 16 años la última vez que nuestra ciudad había albergado al ya tradicional encuentro que organiza el Movimiento Juvenil Diocesano de Mar del Plata todos los años en distintas localidades, como Balcarce, General Madariaga, Villa Gesell, Necochea, Quequén, General Pirán, Santa Clara, General Pueyrredón y General Alvarado, además de Mar del Plata y la actual anfitriona Pinamar.

Las tres jornadas de esta edición 49 que acaban de dar comienzo, bajo el lema “Orantes, Fraternos y Misioneros”, cubre las calles con la alegría de la iglesia, la fe, los cantos, la espiritualidad y la frescura de más de 1200 chicos provenientes la subregión a la que pertenece la parroquia Nuestra Señora de la Paz, que serán alojados: los menores en colegios y los mayores en casas de familia.

La comisión de comidas de la entidad juvenil marplatense se encarga de garantizar que los contingentes desayunen, almuercen, merienden y cenen, y asimismo habrá un plus que refuerce la buena atención culinaria: la presencia de una familia balcarceña que, como desde hace mucho tiempo, les preparará platos especiales.

El acontecimiento, que sacudió la modorra característica a una ciudad balnearia en primera semana de setiembre, fue declarado de interés municipal.

Las actividades programadas incluyen charlas por niveles de acuerdo a la edad, misiones tales como salidas por los barrios a compartir la fe en Cristo, limpieza de playas, de plazas, talleres, pintura de murales y garitas de colectivos, etc., además de visitas a los albergues de ancianos e infantiles.

Uno de los atractivos del evento serán el concurso musical, el fogón con bandas invitadas y la procesión por las calles de Pinamar.

El padre Alejandro Puiggari, de la Arquidiócesis de Buenos Aires, nuevamente tiene a su cargo el rol de expositor que ha venido cumpliendo en las anteriores oportunidades en que se llevó a cabo la Invasión de Pueblos, mientras a modo de bienvenida de las delegaciones juveniles arribadas el párroco local, Marcelo Panebianco, expresó que “nos entusiasma mucho el paso de Dios por todo Pinamar a través de los jóvenes de la Iglesia y poder hacer y ofrecer una experiencia viva, hermosa, atractiva de una comunidad que ora, que viven como hermanos y sale al encuentro de todos, para ofrecer a Dios y servir. Cuánto deseamos que todos los pinamarenses se sientan invitados a vivir esta experiencia”.