La colecta nacional de Cáritas se llevó a cabo el fin de semana pasado en las parroquias, capillas y la vía pública, bajo el lema “Mirarnos, Encontrarnos, Ayudarnos”.

Mons. Carlos Tissera, obispo de Quilmes y presidente de Cáritas, explicó que esta apelación busca expresar el sentido profundo del llamado al compromiso.

“Mirarnos, es la actitud del buen samaritano, que ve al hombre tendido a orillas del camino. Pero no sólo lo mira, porque las miradas se entrecruzan en medio de esa gran necesidad y surge el impulso de ayudar”.

Concluyó: “Después de la pandemia, tenemos que volver a mirarnos a los ojos y producir esa cultura del encuentro para volver a ayudarnos mutuamente”.

Ha sido ésta una vez más una ocasión de acercarnos al dolor y sufrimiento de tantas y tantos que necesitan la caricia de una ayuda que alivie su situación, así como de comprometernos para acortar distancias.

De nuevo representó una oportunidad de ayudar a los más necesitados, mirándolos cara a cara, a los ojos. Son personas de carne y hueso que están traspasadas por una carencia de salud, de un trabajo, de comida saludable, de afecto, de contención, falta de cuidado en sus fragilidades, sus adicciones, sea cual fuere su edad, su procedencia, su credo o cualquier otra particularidad personal y social.

En Pinamar, al mismo tiempo, se realizaron actividades organizadas por la delegación local de Cáritas, que comenzaron el lunes con “roperito y asistencia”, feria y clases de tejido a mano.

Y el jueves continuaron con clases de moldería, corte y confección y de apoyo escolar para primaria. El viernes cerraron con el emprendimiento taller de costura.

Fue el Día Mundial contra el Trabajo Infantil el que signó la semana de este año, que lleva como consigna “Justicia social para todos. Poner fin al trabajo infantil”.

Las Naciones Unidas indican que “aproximadamente 160 millones de niños en todo el mundo trabajan, lo que representa 1 de cada 10 niños”.

Según la ONU, la experiencia de los últimos 30 años “ha demostrado que el trabajo infantil puede eliminarse si se abordan sus principales causas”.

Para ello, se requiere “el establecimiento y la aplicación de un marco jurídico sólido basado en las Normas Internacionales del Trabajo y el diálogo social”, el “acceso universal a una educación de buena calidad” y “medidas directas para aliviar la pobreza, la desigualdad y la inseguridad económica, y promover el trabajo decente para los trabajadores adultos”.