Enviado por el equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz
La fiesta de San José Obrero, del 1 de Mayo, se celebra el 30 de abril, a las 17, en la capilla que lleva el nombre del carpintero de Nazaret.
Como tradicionalmente se hacía hasta la interrupción por el confinamiento que impuso la pandemia, se comienza con la procesión y luego viene la misa.
Además del significado global que tiene la conmemoración del Día Internacional del Trabajo, en Pinamar adquiere relevancia adicional por estar directamente vinculado al barrio obrero céntrico que cimentó el desarrollo urbano de nuestra ciudad.
La fiesta alusiva fue instituida en 1955 por el Papa Pío XII ante una multitud de obreros que llenó la plaza de San Pedro, entre los que se encontraban los miembros de la Asociación Cristiana de Trabajadores Italianos (ACLI).
Muchos de ellos recordaban el encuentro con Pío XII diez años antes, que había tenido lugar el 13 de marzo de 1945, un mes y medio antes del final de una guerra que había desgarrado profundamente a Italia.
De este modo, quedó consagrada la cristianización de la que había sido hasta el momento la ocasión anual del trabajador para manifestar sus reivindicaciones, su descontento y hasta sus anhelos. Así, todos los obreros cristianos honran a san José como modelo y patrono suyo.
Vatican News apunta que después de la época de la industrialización en las grandes ciudades se observaba un paro general, con las consecuencias sociales que llevan consigo la envidia, el odio y las bajas pasiones repetidamente soliviantadas por los agitadores de turno.
En occidente, continúa, se aprovechaba también ese momento para lanzar reiteradas calumnias contra la Iglesia, que era presentada como fuerza aliada con el capitalismo y consecuentemente como el enemigo de los trabajadores.
Las grandes masas obreras salieron perjudicadas con el cambio y aparecen extensas masas de proletarios.
A todo lo cual la propaganda socialista-comunista de la lucha de clases contribuyó a acrecentar el odio.
Sería, entonces, una fiesta basada en el odio de clases con el ingrediente del odio a la religión.
El fervor cristiano logró en tiempos modernos que el 1 de Mayo trastocara esas manifestaciones de odio y luto por la masacre de Chicago que dio origen a la conmemoración, en esperanza: la de hacer del trabajo un vehículo para llevar el sustento a los hogares.