Un millón y medio de pesos para mantener el punto verde, que esta semana fue clausurado

La queja por las ramas en las calles del partido está a punto de cumplir un año, en el momento justo en que el gobierno ha ideado una novedosa grilla para su recolección. El punto verde cercano al cementerio ha quintuplicado su volumen, y casualmente llega la orden de clausura.

No hace muchos días, la Dirección de Prensa municipal difundió, bajo el título de “Ya funciona el mapa on line de Servicios Urbanos”, una breve gacetilla en la que expresaba: “Uno de los temas que más preocupaba a los vecinos era la limpieza de la ciudad. Javier Mendía y el equipo de Servicios Urbanos venían trabajando en un plan de limpieza que solucione el problema desde lo estructural. Hoy ya está listo y se puede ver en la página web de la Municipalidad. Se trata de un mapeo de todo el partido con las zonas y días de recolección de ramas y bolsas, trabajo de máquinas y mantenimiento de espacios públicos. Algunas cosas, para que salgan verdaderamente bien llevan un poco más de tiempo. Gracias al esfuerzo del equipo y el compromiso de los empleados de los corralones, ahora vamos a trabajar de manera más organizada y la ciudad va estar cada vez más linda”.

La medida llegó a destiempo, si tenemos en cuenta que las quejas de los vecinos arreciaron desde hace varios meses y en muchos casos se hizo hincapié en que el partido no estaba en condiciones para recibir al turismo, una queja de la cual se hicieron eco muchos de nuestros visitantes, entre los que cabe recordar al empresario Daniel Vila, como uno de los más resonantes.

Bueno, el sentido de la oportunidad o la fatalidad seguramente harán inviable esta acción hasta tanto se solucione el conflicto con los trabajadores municipales.

En relevamiento realizado por este medio en diciembre de 2016, se pudo corroborar que el reservorio destinado a ser depositario de las ramas no se encontraba en condiciones; un mínimo control daba también una mínima garantía sobre los materiales que pudieran depositarse en el espacio.

Durante el curso de esta semana, Pionero volvió al lugar que fuera bautizado como punto verde, en virtud de haber recibido denuncias de vecinos quejosos por los olores nauseabundos, la proliferación de roedores, y por entender que el lugar se había desnaturalizado, al apartarse del concepto original sobre el que fue creado, ya que a simple vista se podía apreciar que nos encontrábamos en presencia de un simple basural que tenía su correlato en otro depósito ubicado en las adyacencias de la Dirección de Zoonosis, totalizando dos espacios convertidos en un foco de contaminación de difícil solución, al menos por la capacidad demostrada por este gobierno.

En ese lapso que media entre diciembre de 2016 y la actualidad, el bloque de Propin presentó un proyecto de ordenanza que resultó aprobado por unanimidad pero fue vetado por el Ejecutivo y no fue sometido a insistencia, ya que los concejales oficialistas así lo impidieron.

El concejal Guillermo Migliorini recuerda que la norma, la cual se debe en gran parte a su inspiración, contemplaba la diagramación de cuadrículas para facilitar la recolección de ramas; además, preveía instancias de recepción y tratamiento de esos desechos. Sin embargo, hoy, luego de visitar el punto verde, el concejal dice que ha encontrado hasta autos desguazados, cocinas en desuso, basura de los restaurantes, lo que le permite inferir que estamos ante un gran peligro de contaminación de la napa, producto del lixiviado de los desperdicios. Migliorini se sincera y manifiesta que siempre pensó que el gobierno tenía un plan superador, pero que, por lo que se observa, tal herramienta no existe. Aunque sí una tardía reacción, expresada en una gacetilla de prensa que comienza aludiendo a la preocupación de la comunidad.

Es evidente que la estrategia pensada para la recolección de ramas y su destino final no funcionó como se esperaba.

Que de nada sirvieron los $1.051.752 pagados para la recepción de las ramas por parte de Ecoplata, discriminados en $525.876 en enero y otro monto similar en febrero.

Que mucho menos sirvió de algo el acarreo por el que se abonaron $328.970, equivalente al costo de 491 camiones de siete metros cúbicos cada uno, totalizando $1380.722.

Lo cierto y concreto es que la Municipalidad de Pinamar lleva gastados en lo que va del año $1.442.522 para que el punto verde presente otro aspecto mucho más saludable y que no se haya convertido en lo que es hoy, una amenaza para la salud de la población que motiva su clausura.

La diferencia de este último importe es la que surge luego de agregarse $61.800 por gastos de una vigilancia poco clara o que en todo caso no ha surtido el efecto deseado.

En otro orden, extrañamente no se observa dentro del mapeo de programación de limpieza y mantenimiento la inclusión de Cariló cuando se sabe que el tema allí encierra otra cuestión de gravedad, como es la de un posible incendio.

Otro tema es el de alguna digresión en las fechas de los comprobantes por las contrataciones relacionadas al transporte de ramas, pero eso ya pertenece a la órbita del Honorable Tribunal de Cuentas bonaerense.

Sin necesidad de hacer mención directa, surgen los nombres de los responsables de la Subsecretaría de Servicios Urbanos y de la Dirección de Planeamiento y Frente Marítimo.