“Ven Espíritu Santo” cantamos como Iglesia en este tiempo

Enviado por el equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz

Transcurrido el 25 de Mayo, en homenaje del cual el Movimiento de Cursillos organizó un locro en beneficio, con entrega de las viandas a mediodía, se viene el Pentecostés.

Significa que culmina el tiempo pascual, que este año cae el 5 de junio.

Se trata de uno de los domingos más importantes del calendario cristiano, después precisamente del de la Pascua.

Se conmemora la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo sobre la bienaventurada Virgen María y los Apóstoles reunidos en oración.

Tradicionalmente, la fecha ha sido móvil porque se iba adaptando a la fiesta de la cosecha, según el Antiguo Testamento, cuando los israelitas se unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de Egipto.

La Iglesia cuenta siete semanas, que son cincuenta días, y de ahí surgió el nombre de Pentecostés (por cincuenta) que recibió más tarde.

La Diócesis de Mar del Plata había lanzado, antes de la pandemia del coronavirus, el primer Sínodo Diocesano justo en coincidencia con esta segunda Pascua, si bien siempre se aclaró que no se pretendió hacer un paralelo entre ambas.

Pero, como señalara el obispo Gabriel Mestre, en la homilía que pronunciara en 2019, “hoy volvemos a celebrar Pentecostés. Hoy como comunidad diocesana celebramos la fiesta del Espíritu, la alegría de la presencia impetuosa del viento y del fuego del Espíritu Santo. Lo celebramos en el marco de la acción de gracias por estos 50 años de Invasión de Pueblos, en nuestra Iglesia Diocesana: ¡Iglesia joven y misionera! Lo hacemos ante el gran desafío de encaminarnos decididamente a la realización del Primer Sínodo Diocesano bajo el lema: Caminemos juntos en la audacia del Espíritu”.

Precisamente es el camino sinodal el que compromete a todos los miembros de la Iglesia en la escucha, el discernimiento y el diálogo para una renovada vivencia, transmisión y compromiso de la fe.

Los dos años transcurridos le dieron la razón: “No es fácil caminar juntos. Nos cuesta como Patria, como Iglesia, en cada comunidad o grupo; nos resulta difícil caminar juntos, en nuestras familias”.

Agregó: “Caminar juntos es ser Iglesia sinodal”.

En esta oportunidad, la celebración del cumplimiento de la principal promesa de Jesús a sus discípulos: la venida del Espíritu Santo a su Iglesia naciente y al mundo, transita paralelamente a la marcha del camino, juntos, hacia la tercera sesión del sínodo diocesano.