Ostende Hollywood

Warning! Si sos menor de dieciocho años te recomendaría no continuar leyendo. La descripción de la realidad puede afectarte (igualmente, si alguien de tu edad agarró el diario, no para prender fuego, sino para leer, te felicito. La educación y la cultura es lo que te permite crecer y desarrollarte).

Esta semana, como durante las últimas 16, tuve que seguir realizando la aventura de ir hasta el punto verde a tirar los residuos de dos de mis comercios. Para el que no está con conocimiento de esta situación, paso a informar que debido a la eficiente, puntual y eficaz recolección de residuos que tenemos por parte de la empresa recolectora, si uno quiere tener en condiciones saludables e higiénicas su comercio, debe hacerse cargo de la basura, en la mayoría de los casos. No importa lo que pagues de tasas y los aumentos que hayas tenido. No cubre ese servicio. Podríamos exigirles a los funcionarios que controlaran y exigieran y bla, bla, zzz… zzzzzz… me duermo. Mejor es actuar a tiempo y solucionar el problema, ya que esperarlos a éstos es como esperar que Mauricio cumpla alguna de sus promesas de campaña.

Ir al punto verde es una experiencia que todos deberían vivir (próximamente en el city tour de Breaking Iván). La aventura no termina solamente cuando dejás los residuos, ramas, desechos, línea blanca, televisores, colchones, muebles, escombros o cuerpos ahí. Va más allá de eso, ya que lo interesante son sus alrededores. Por ello, lo que decidí hacer, a diferencia de los anteriores 43 viajes (auditados en planilla de Excel que pongo a disposición) fue recorrer un poco más nuestra querida localidad de Ostende. OMFG! ...pará. Repito. OMFG! Como dijo Bielsa. Esto es Ostende C….jo.

No voy a entrar en detalles de calles o pasajes, ya que no queremos delatar a Escobar Gaviria y sus amigos, pero me encontré con una realidad que no me imaginaba. Si bien algo había escuchado, pensé que eran rumores, como La Llorona o como que en el HCD todos trabajan. Entiendo que si vos, camporista, estás leyendo (también te felicito), pienses que la culpa es de este gobierno, que la derecha, que el ajuste, etc., pero no te equivoques. Esto tiene años de gestación. Lo que se cultivó en muchos sectores de esa localidad no es de laboratorio express. Desde la época de Blas y los transes con Danielito que traían gente en camiones a cambio de votos, y todos callábamos, hasta el regalo de tierras por parte de los cráneos del Concejo Deliberante del año pasado, que también callamos. A eso sumale que la clase política en Pinamar siempre consideró a Ostende como el patio trasero. Te das cuenta ya desde la posterior concepción de esta localidad, donde no tenés la vegetación ni el diseño urbanístico que sí encontrás en la demás localidades, como Valeria, Pinamar y Cariló. No se realiza el mantenimiento preventivo de calles, no tenés luminaria acorde, hay muy poco asfalto, se inunda en muchísimos lugares, no existe señalización, ni controles de comercios ni edificaciones y el vecino en su mayoría es sumamente desconsiderado y desprolijo y traslada la responsabilidad que tiene como tal al gobierno, cosa que es incorrecta. Por otro lado hoy estamos teniendo robos en modalidades que antes no existían. En su avenida principal se generó un microclima autoabastecido por los propios residentes del lugar, donde con mucho esfuerzo diario pueden tener actividad todo el año, pero la falta de planificación y de control hace que cada día estén en peores condiciones, lo que deteriora aún más la zona.

Hay que entender que Ostende, años atrás, supo tener otro diseño, con mejor calidad de vida, con casas de veraneo, hoteles y comercios pujantes. Esta localidad nace como un proyecto de los belgas Robette y Poli, quienes llegaron a principios del siglo XX, con el plan de hacer una ciudad gemela a la que hay en Bélgica. Compraron la zona de los campos del terrateniente Manuel Guerrero y tenían un proyecto urbanístico turístico diseñado por arquitectos franceses de renombre. El proyecto contemplaba mucha vegetación, de gran variedad, avenidas, diagonales, reservas para edificios públicos, estación de tren, cementerio, corralón municipal y una avenida central con un boulevard de más de cincuenta metros de ancho. Seguramente por la situación mundial del momento, y el inicio de la Primera Guerra Mundial, nunca más volvieron, pero dejaron el inicio de su legado.

Cien años más tarde, no supimos llevar a cabo prácticamente nada de lo planteado en tan bella localidad, y estamos como estamos. Requiere de mucho esfuerzo y una decidida política de cambio para poder transformar Ostende en lo que alguna vez se soñó que podría ser. Creo que algo de esto el nuevo gobierno está contemplando, lo que me parece muy positivo, ya que si seguimos por el camino elegido hasta ahora, será una localidad semejante, pero no a Bélgica, sino al conurbano bonaerense, con todo lo que ello implica. Hoy, Ostende es de película.